Hay un texto clásico del yoga: Shiva Samhita, “La colección de los versos de Shiva” escrito alrededor del siglo XVI en India y se desconoce su autor. Vale la pena leerlo, esta lleno metáforas que nos llevan a reflexionar sobre la escencia del yoga. Ahí hay un verso que sintetiza lo que busca el practicante de Yoga:
“Un estudiante de yoga debe contemplar en su propia columna vertebral (Meru) las siete islas (chakras), los ríos, los océanos, las montañas, los guardianes de las ocho direcciones, los videntes (rishis), los sabios (munis), las estrellas, planetas y todas las constelaciones, todos los lugares sagrados, los lugares de poder especiales y sus divinidades, el Sol y la Luna, y el primer origen de la creación, preservación y destrucción. El yogui deberá ver en el microcosmos de su propio cuerpo los cinco elementos básicos (espacio, aire, fuego, agua y tierra) y cualquier otra cosa que exista en el macrocosmos. Todos ellos están apoyados en la columna vertebral (meru) y existen en la columna vertebral. Quien sabe este secreto es, de hecho, un yogui, porque no hay duda acerca de ello.”
Plagado de metáforas este texto coloca a la columna vertebral como el centro generador de energía. Siglos mas tarde Los estudios y descubrimientos del funcionamiento de la columna vertebral en su relación con el cerebro coinciden con el enfoque poético-tántrico de este texto.
La siguiente vez que en tu clase se mencione a la columna vertebral recuerda este texto.
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Por: Jñana Dakini, autora del libro “Acércate al Yoga”.
