Por Jñana Dakini
Vinyasa es una palabra en sánscrito compuesta de dos términos, Nyasa significa colocar y Vi de manera especial o específica. Vinyasa significa entonces: colocar algo de manera especial o bajo parámetros establecidos. En la práctica de yoga, vinyasa se refiere a colocar cada asana o movimiento de manera especial bajo el parámetro de la inhalación y la exhalación.
Todos los estilos y métodos de yoga incluyen secuencias en vinyasas, sea de forma implícita o no, y aunque algunos métodos solo aplican el vinyasa cuando se practica el Saludo al Sol o Surya Namaskar, otros estilos lo aplican durante toda la clase o durante una sección. Lo que resulta muy valioso de ésta práctica, es que si el maestro enseña primero cada vinyasa de manera precisa y el alumno aprende cada asana con claridad, no es necesario que todo el tiempo se tenga que explicar cómo entrar y salir de una asana, ni siquiera decir “inhala” y “exhala”. Es entonces que el vinyasa permite que el practicante contacte con el silencio, esa joya tan apreciada que abre las puertas a la introspección y autoconocimiento, y de la cual la vida cotidiana muchas veces nos aleja. Pero también este estilo tiene su riesgo, el de llevar el acelere y prisa de la vida cotidiana al tapete de yoga, para correr de una postura a otra sin consciencia, precisión o suavidad.
El vinyasa incluye claridad, suavidad y pulcritud en cada asana a través de la consciencia de la inhalación y exhalación, es el disfrute de poner cada parte del cuerpo en su lugar como la piezas de un mándala tibetano, junto con la paciencia y belleza de una ceremonia japonesa de Té.
Por eso te invito a reflexionar en tu siguiente practica de yoga, recuerda que la vida misma se puede vivir en vinyasa.
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Por: Jñana Dakini, autora del libro “Acércate al Yoga”.