La palabra yoga se deriva de la raíz sánscrita Yuj que significa atar, juntar, unir; se le llamaba yuj a la pieza de madera de un arado que “une” a los dos animales de carga, mulas o bueyes.
Este término se adoptó en enseñanzas espirituales en India desde el siglo VII a.d.C transformándose en la palabra Yoga. Refiriéndose a las prácticas tanto meditativas como físicas y devocionales para unir, juntar o integrar las diferentes energías del ser, a nivel físico mental y emocional, una integración dirigida hacia el bienestar y felicidad.
Posteriormente estas diferentes practicas de yoga fueron cobrando diferentes énfasis, hubo escuelas y maestros que enfatizaban en las prácticas meditativas y ascéticas y se constituyeron como practicantes de Raja Yoga. Otras corrientes vieron el camino de transformación a través de la entrega al maestro y a las prácticas devocionales y acuñaron el término Bhakti Yoga, mientras que los que veían el camino de la transformación a partir de la entrega al trabajo voluntario desinteresado y para beneficio de otros llamaron a su práctica Karma Yoga. Finalmente en le siglo XVII se acuñó el término Hatha Yoga, el Yoga del Esfuerzo enfatizando la práctica de las asanas (posturas) y el pranayama (control de la respiración).