Preguntas Frecuentes

Esta sección comprende algunas de las preguntas más recurrentes que surgen durante la práctica de la meditación / mindfulness, se encuentran ordenadas por tema. Da click en el tema que más te interese para ver una lista con explicaciones

Insensibilidad en el cuerpo

P. He notado que cuando hago el recorrido del cuerpo parece haber zonas donde no quiero entrar o no siento nada, ¿qué pasa?

R. La mayoría de las personas tenemos “amnesia somatosensorial”, es decir, casi no sentimos el cuerpo a menos que duela. La sensibilidad se va desarrollando a medida que insiste en sentir, sobre todo intentando sentir más de lo que se presenta en primera instancia. El cerebro captará tu insistencia y comenzará a crear las conexiones para que sientas más.

Partes bloqueadas del cuerpo

Las partes del cuerpo que han tenido lesiones o abusos o están relacionadas con alguna historia dolorosa a veces las bloqueamos y no las queremos sentir. Con la meditación del recorrido del cuerpo vas despertándolas, de manera que en cada nuevo recorrido comienzas a sentirlas un poquito más. Y por supuesto, no todas las partes del cuerpo se sienten con igual intensidad.

Aversión al dolor

P. He notado que tengo una fuerte aversión al dolor y que eso me ha llevado a alejarme del cuerpo y perder sensibilidad de él.  

R. Esto es algo bastante común: huir del dolor. Es quizá una de las emociones instintivas primarias más prominentes en el ser humano y en todos los seres vivos que pueden sentir. Las sensaciones de dolor en el cuerpo son naturales, son dolor primario, pero la respuesta que les damos son dolor secundario. Es decir, es el sufrimiento que nosotros mismos provocamos al rechazar la sensación primaria.

Curiosamente, cuando aprendemos a estar en paz con las sensaciones dolorosas primarias mientras transcurren y pasan, nos volvemos también más sensibles a las sensaciones placenteras. 

Comezón insoportable

P.    He notado que cuando medito empiezo con mucha comezón en diferentes partes del cuerpo, las trato igual que por ejemplo un dolor de rodilla o adormecimiento de los pies o puedo rascarme, me pone muy ansiosa no hacerlo.

No hay nada malo con rascarte o moverte un poquitín para colocarte mejor. Sin embargo, lo importante es comprender que la práctica consiste en gran parte en investigar la ansiedad, investigar la comezón, investigar los dolorcitos. Y si te rascas o te mueves para quitártelos, pues ya no investigas, verdad?

Investigar quiere decir ver que pasa si te permites sentirlos, manteniéndote muy presentes a su naturaleza, sin rechazarlos, sin huir de ellos: ¿de qué están hechos? ¿son fijos? ¿hay algún cambio en ellos? ¿qué temperatura tienen? ¿hay movimiento allí ¿puedes localizar puntos fijos inmóviles de tensión? ¿Se mueven de un lado a otro?

Si te rascas o te mueves ya sabes que pasa. Lo que no sabes aún, es que pasa si no huyes ni tratas de eliminar la comezón o el dolorcito. El cuerpo físico es un perfecto ejemplo de como funciona la realidad. Y nuestra relación con las sensaciones del cuerpo es un excelente ejemplo de como respondemos a la realidad: la reconocemos por lo que es, un proceso cambiante, transitorio, o lo convertimos en un problema contra el cual luchar, o en un idea maravillosa que perseguir.

Habiendo dicho esto, conviene que tu postura sea lo más amigable posible, no se trata de hacerte la vida de cuadritos. Búscate una postura que te sostenga, y que no te lastime realmente. Ninguna postura es ideal, pues estar quietos 35 minutos no es algo que conocemos. Usualmente la comezón y los dolorcitos en la meditación son sólo ansiedad. Y aprender a estar presentes a la ansiedad, familiarizándonos con el proceso de ir y venir de las sensaciones de las que está hecha esa ansiedad, es una enseñanza de gran valor para la vida, que se traduce con relativa facilidad a otras áreas, a otras comezones y otros dolorcito existencialmente más importantes.

En mi propia práctica lo que hago es esto: usualmente no me muevo nada para quitar un dolor ligero, sino que lo incluyo amablemente dentro de la conciencia presente de las sensaciones. Usualmente cambia, y se va, o disminuye lo suficiente como para no ser un problema. Si no se va y me consta que no estoy tratando de luchar contra él, ni es una simple respuesta de aversión a la ansiedad, y es realmente fuerte, entonces me muevo un milímetro o dos, moviendo un poquito la parte involucrada, ya sea enderezando la columna, o acomodando un pie. Pero moverme es lo último que hago. Y rara vez tengo que moverme.

Igual con la comezón. La dejo en paz, la  incluyo, la “investigo”. Y rara vez tengo que rascarme. Usualmente cuando me rasco es que me agarró distraído la comezón.  Si te fijas, cuando estás absolutamente presente, o concentrada,  la comezón desaparece en el acto. Si no pregúntate: ¿cuántas veces te rascas o te mueves en el cine?. Muy pocas, ¿verdad?

Ciertamente, no hay nada malo en rascarse o moverse. 

Distanciarse del cuerpo

P. Como hago para no caer en un estado de relajación en donde siento cómo poco a 
poco mi cuerpo se va haciendo mas pesado cada vez, y como si me alejara de el?  

Manténte sintiendo el cuerpo, al mismo tiempo que tu mente se expande en el campo de conciencia auditivo y mental. Permítete sentir tu energía emocional que circula por el cuerpo tratando de crear gestos y de incitar pensamientos o movimientos. Sólo siente y date cuenta, deja ser y deja 

¿Imaginar para sentir?

P. Si no puedo sentir una parte de mi cuerpo, (durante la meditación de conciencia plena del cuerpo y sus sensaciones) ¿no será mejor imaginarme esa parte o informarme como es mi cuerpo por dentro para poder entonces imaginarla y así sentirla?

R. Es posible ciertamente que el conocimiento anatómico de tu cuerpo te ayude a saber dónde están qué partes. Sin embargo, la meditación en el cuerpo tiene como propósito tomar conciencia de las sensaciones que encuentres en él independientemente de cómo se llame, o cómo se vea la parte donde las sientes.  Cuando uno no siente partes del cuerpo, lo cual es normal, simplemente continúas morando en el filo de la sensibilidad a las sensaciones, y tarde o temprano comenzarás a descubrir nuevas zonas, nuevas sensaciones. Tu cuerpo despertará. Poner tu atención en lo que estás imaginando puede alejarte de la experiencia directa de una parte del cuerpo, pues te vas a la imagen representativa de la experiencia y no a la experiencia misma.  Si tienes una sandía enfrente de tí y quieres conocer a qué sabe, es mejor darle una mordida y paladear las texturas y sabores de la experiencia de hacerlo, que leer o imaginar a qué sabe y cómo se siente morder y comer una sandía.
Ten paciencia y amabilidad y, sobre todo, confianza en la naturaleza de la mente.

El cuerpo y sus sensaciones

P. Al hacer la meditación con énfasis en sentir el cuerpo y sus sensaciones encuentro que contacto muchísimas sensaciones de todos tipos por todo el cuerpo, que se mueven y cambian, algunas muy intensas, otras más leves.¿ Es correcto esto? 

R. Por supuesto. Esa es la práctica. Al irte sensibilizando al cuerpo vas contactando cada vez más sensaciones.  Usualmente comienzas sintiendo lo más evidente y superficial: dolorcitos por aquí y por allá, el rostro tenso, algún gesto en el cuerpo y rostro, el cerebro tenso, la temperatura de aquí y de allá.
Luego comenzarás a contactar sensaciones en el cuerpo que nunca antes habías sentido, o que nunca habías querido o podido sentir. Empiezan a despertar a la conciencia tejidos, órganos, células, antes relegados al olvido y a la insensibilidad.

También comienzas a darte cuenta de la naturaleza cambiante e impredecible de una sensación física: no es una “cosa” dura y fija alojada en un punto preciso en el cuerpo, sino un proceso complejo, cambiante, ambiguo, que se mueve de un lugar a otro, cambia de temperatura, aumenta, disminuye, desaparece, aparece distinto, etc.
Y es justamente el contacto con su naturaleza lo que te permite soltarlo, dejar de rechazarlo o alimentarlo a un nivel muy profundo, dejar de identificarte con él.

Oscilación corporal

P. A veces siento como si estuviera oscilando de un lado a otro. ¿Es normal?

R. Sí, en un inicio. Pero cuando meditas más, y se fortalece tu contacto con el cuerpo y tus emociones, simultáneamente con el entorno, se reduce mucho la oscilación.

No obstante, es frecuente que haya una micro oscilación debida al latido del corazón y la circulación sanguínea.

A veces hay también oscilaciones o temblores o escalofríos que son resultado de liberar bloqueos emocionales.

IRRITACIÓN

P. Cuando hacemos doble meditación salgo irritable. 

R. En parte es que estás más sensible, en parte es que quizás encontraste algo en la meditación y continuaste luchando contra eso. Por ejemplo, si te la pasaste luchando contra la comezón y el dolorcito, tratando de que se vayan, y reprimiendo la comezón, por supuesto que vas a salir irritable.  Y pudo haber pasado no con una comezón sino con otra cosa mental o emocional.

TIPOS DE ENERGÍA

¿A veces mencionas la energía emocional o la energía sutil, cuál es la diferencia?
R. Por energía emocional me refiero a la energía que lleva una dirección en un sentido específico e impulsa una acción o un pensamiento específicos. Es energía apropiada por “ti” y aplicada hacia algo (hacia los elementos), comúnmente para apropiárselo o para rechazarlo.

Con energía sutil me refiero a la energía vital a un nivel más sutil, no es energía dirigida hacia objetos de la cognición, ni apropiada por tu “yo” hacia algo. Es energía más cercana a la luz que a los elementos. 

En la meditación la energía emocional la experimentas como el impulso que alimenta un gesto en el cuerpo, o una palabra en la mente.  La energía sutil parece más pasiva, más latente, y permea la totalidad de tu experiencia.

HABITOS EMOCIONALES

P.- ¿Extrañar es un hábito?
R. Un hábito es la repetición  inevitable (usualmente inconsciente) de una respuesta hacia un estímulo parecido. En efecto, si te encuentras que tu mente regresa una y otra vez a extrañar algo o a alguien, es un hábito. Es no querer soltar, es apegarse a una experiencia o persona.

EGO Y APEGO

P. ¿Qué es apego y que es ego?
R. Apego es agarrarse de algo, tratar de repetir una situación, una experiencia. Tratar de que algo no se vaya. El apego es negativo (rechazar) o positivo (agarrar). En ambos casos –rechazar y agarrar- estás creando la ilusión de que aquello a lo que te apegas es real, es fijo, es independiente, y te puede proporcionar un sentido de seguridad. O que si te lo quitan sientes amenazado tu sentido de seguridad.

Ego es la idea de que existe un “yo” adentro de mí, separado de los demás, fijo y permanente, a quien hay que proteger y complacer.  La idea del yo o del ego está formada de las construcciones mentales hacia las cuales existe una emoción repetitiva de apego.

Así, pues, creemos que somos de una manera específica, fija: soy así y no voy a cambiar. En la medida que te sientes especial por lo bueno o lo malo que eres o por lo maravilloso o terrible que eres, o por lo dichoso o miserable que eres, estás creando ego. 
En la medida que sólo eres tus hábitos y no hay cabida a respuestas creativas en tu vida, estás viviendo desde el ego. 
En la medida que respondes a la realidad cambiante  e interconectada acordemente, siempre estás creando una respuesta única y sensible para lo que tienes enfrente, que es único. Esa es la mente creativa. Aquel que responde creativamente todo el tiempo hacia todo, en todas las dimensiones de existencia es un Buda.

LLORAR O ENOJARSE

P. ¿Es normal llorar durante la meditación?

R. Sí. Pueden ser emociones no sentidas que están saliendo a la conciencia y liberándose. Es importante no alimentar los recuerdos relacionados con el dolor emocional, pero sí permitirte sentir el impacto emocional. Es decir, no pongas el video de repetición de la escena dolorosa que hayas contactado, si es el caso, pero siente con claridad el movimiento de la energía emocional en el cuerpo. No cultives pensamientos de autolástima o ser víctima.

¿Enojarse?

Es posible contactar ira o enfado no reconocido (reprimido) durante la meditación. Pero lo tratas igual que con el llanto. NO alimentes el video de repeticion de la escena que te hace enojarte. No juzgues, ni critiques, ni condenes, ni te pelees con las personas durante la meditación (ni fuera de ella…) Siplemente siente la emoción fogosa. Si es necesario gruñe un poco, o identifica el gesto de ira que se mueve en tu cuerpo como una danza furiosa. Y permítete sentirla, sin alimentarla, sin rechazarla. Notarás que comienza a cambiar, disolverse y tarde o temprano, cesar.

EMOCIONES O  SENTIMIENTOS

P. Una duda ¿si las emociones son energía en respuesta a estímulos externos que cambia constantemente, entonces qué son los sentimientos?

R. Sentimientos es un término que denota una complejidad conceptual mayor que las emociones primarias. Pero funcionan igual que las emociones más básicas.   En el curso les llamamos a todas emociones, pues funcionan igual: energía sin forma que surge al contacto con un estímulo interno o externo, con una tendencia de convertirse en acción de cuerpo, palabra o pensamiento. 

El estímulo con respecto al cual surge una respuesta puede ser muy simple, como la alarma de un coche, o muy complejo, como acordarme de un día que mi abuelita me dijo “eres un egoísta!”.    En ambos casos mi respuesta es de irritación, molestia, o enfado. Esa es la emoción. Pero con respecto a mi abuela es compleja porque implica un concepto de “yo”, y una larga historia de ideas y recuerdos asociados a mi abuelita y a ser considerado egoísta.  Hay apego a la idea de mí, y una red de interpretaciones con respecto a la idea de lo que ella me dijo y me quiso hacer.
Mientras que en el caso de la alarma de un coche, puede haber algo de interpretaciones y cierto apego al silencio, y a otras nociones sobre “la gente” y las alarmas, pero no corre tan profundo en la psique y en la idea de yo.

En el caso de la meditación que estamos viendo realmente funciona igual. Estás sentadita meditando, y a veces surge una respuesta de rechazo, de aversión (molestia, enfado, etc) con respecto a, digamos algún teléfono celular que suena en la sala. No es muy distinto a cuando estás meditando y de repente te entra en la mente el recuerdo de una situación donde alguien te dijo algo que te ofendió.  Tu respuesta es parecida: un estímulo (en el primer caso auditivo -un sonido-, en el segundo mental -un pensamiento-) que rechazas, que sientes que amenaza tu sentido de seguridad.
En la conciencia plena meditativa notarás que la reacción es igual: la mente quiere atrapar el estímulo y cambiarlo, modificarlo, eliminarlo, (en el caso de la aversión) o prolongarlo, intensificarlo, fijarlo (en el caso de una emoción vinculada al apego, como la avidez).  

De hecho, usualmente tu meditación al inicio trabaja más efectivamente con estímulos poco complejos: un ruidito, una comezón, tensión en el cuerpo, etc. Luego aprendes a reconocer el cuerpo emocional: los impulsos, patrones y hábitos de respuesta. Y aprendes a experimentarlos sin alimentarlos y sin reprimirlos. Entonces comienzan a perder fuerza en tí, se debilitan. Luego comienzas a trabajar más efectivamente con la mente: pensamientos intensos y obsesivos, como preocupaciónes, pendientes, y el contenido general de la ansiedad, etc., aprendes a soltarlos, a dejar que se disuelvan sin que te seduzca su contenido. Y a medida que tu práctica madura más, comienzas a soltar las ideas que tienes de tí misma y de otros.

Y durante todo el proceso experimentas también la libertad que se va dando cada que sueltas, cada que abres tu conciencia para que atraviesen limpiamente los estímulos internos y externos sin 
rechazarlos ni comprarles lo que venden. 

P. A veces siento que después de un tiempo de estar practicando la meditación encuentro emociones aflictivas más frecuentemente que antes de que comenzara a meditar. ¿Es normal?

R. Depende…

El camino de la conciencia

Cuando comenzamos a meditar emprendemos un camino de autoconocimiento cuya base consiste en esencia en volvernos conscientes de lo que no hemos sido conscientes antes. 

Las primeras sesiones, o semanas, o meses, (o años, dependiendo de qué tan efectiva es tu práctica y que tan intensos tus hábitos emocionales y mentales) te encuentras realmente tomando conciencia de aspectos más o menos superficiales de tu experiencia, lo cual no quiere decir que no son existencialmente “pesados”, sino superficiales en el sentido de que están muy cerca de la superficie de la conciencia y se relacionan con eventos en tu vida y pensamientos y emociones más o menos recientes y frescos en tu memoria psicofísica.

A medida que “te va cayendo el veinte” y puedes reconocer el estado de conciencia clara y lúcida más pronto y más seguido sin alimentar ni engancharte con lo que surge, comienzas a percatarte de aspectos de tus hábitos mentales, emocionales y físicos que no habías notado antes y que comienzan a entrar en la conciencia con bastante nitidez.

Emociones “rezagadas”

En el caso de las emociones, esto puede llevarte a contactar “emociones rezagadas”, es decir emociones intensas que fueron reprimidas anteriormente en tu vida, y que al bajar las defensas del ego comienzan a aflorar. Entonces sí puedes experimentar como que la conciencia abierta y sensible parece ponerte en contacto con emociones aflictivas que antes no “tenías”. 
El trabajo sigue siendo el mismo: mantenerte abierto, sensible, claro ante tu experiencia emocional, sin rechazar (reprimir), sin alimentar (construir historias o pensamientos al respecto, o acciones impulsadas por esas emociones), sino simplemente percatándote del impacto emocional en tu cuerpo: la energía emocional que sacude tu cuerpo y que busca convertirse en palabras y acciones.  

La energía emocional es sólo eso, energía, y no significa realmente nada, el significado se lo agregamos nosotros, y las construcciones mentales son enjambres de significados personales.

No obstante, para integrar esta energía emocional de una manera sana es muy importante mantenerte conciente de tu cuerpo y de la energía, mientras permites que la historia asociada a esa emoción se vayaaligerando y perdiendo solidez (al no alimentarla).

Cuando le temes a las emociones rezagadas
Por otro lado, a veces la percatación de emociones no experimentadas, o rezagadas, nos asusta y comenzamos a hacerles la guerra y a tratar de deshacernos de ellas a como dé lugar, con lo cual sí puede empeorar la cosa. Y entonces creemos que la meditación es “la causa” de sentirnos así. Cuando la meditación consiste simplemente en abrir la puerta de los sentidos, abrir, los ojos del corazón, dejar ser y dejar ir. 

Volverte conciente de emociones reprimidas a través de la práctica de la meditación requiere que todo lo que surja lo trates consistentemente con los mismos principios: dándote cuenta, sin elaborar ni construir, y con una actitud amorosa hacia ti mismo/a.  

El camino medio

Uno de los aspectos cruciales de este trabajo es justamente mantenerte en el “camino medio”, es decir, no rechazar, no alimentar, que es otra manera de decir sin aversión ni avidez, mientras te mantienes lúcidamente conciente de lo que surge en tu experiencia psicofísica. Y a menudo el “trabajo” en la meditación consiste en identificar este camino medio justo cuando las turbulencias de la mente quieren llevarnos a los extremos de aversión, avidez o inconsciencia.

Mala Vibra de otros

P. A veces percibo la “mala vibra” de algunas personas que me molesta, ¿es esto resultado de estarse abriendo?

En un sentido sí, en otro no. En efecto la meditación te va haciendo más sensible, o más consciente de tus emociones y de las de otras personas, pues no andas tan entretenido con las construcciones mentales, y naturalmente los sentidos más abiertos te llevan a percatarte más.  

Pero hay que tener cuidado con que la percatación del los estados mentales aflictivos de otras personas no se vuelvan en un nuevo “blanco” para nuestros estados aflictivos. Es fácil enojarse con un enojado, irritarse con un irritado, agredir a un agresor, criticar a un criticón, y sentir aversión hacia quien siente aversión.  “Mala vibra” realmente no es más que emociones aflictivas: avidez y aversión en sus distintas expresiones. 

La meditación y la práctica del Buda-Dharma, nos llevan a recibir con compasión las emociones aflictivas de otras personas. Cuando recibes o escuchas con compasión  a otros seres humanos y sus altibajos emocionales, no te enganchas con ellos, ni los juzgas ni criticas, ni tratas de alejarte de ellos necesariamente. 

Al ir perdiendose la identificación con construcciones mentales ilusorias vas dejando de tomar personal los estados mentales de otras personas, y comienzas a darte cuenta que son simplemente seres humanos atrapados en una intensa relación emocional con sus construcciones mentales, y frecuentemente proyectándolas sobre otras personas. Es decir, realmente no es nada personal. 

Compasión es la capacidad de empatizar con las emociones ajenas, permitirte sentir lo que sienten, contactar su sufrimiento o alegría, sin huir de ella, o apegarte a ella.  

Lo cual no quiere decir que si estás en una situación en que alguien te está intentando hacer daño te quedas allí, como tapete para que te pisen. A veces la respuesta más creativa es la retirada, o buscar un espacio donde poder integrar nuestra propia reactividad ante las emociones aflictivas ajenas. Pero a medida que tu corazón se va abriendo descubres la capacidad de contactar el sufrimiento ajeno sin enredarte con él, lo cual te permite, además, responder con sabiduría ante situaciones emocionalmente cargadas.

P.     Cuando hacemos dos meditaciones no me siento muy bien cuando salgo, me siento somnolienta, con poca energía y un tanto irritable, ¿es normal? Si sales somnolienta y con poca energía, seguramente hay que revisar tu práctica y lo que entiendes por meditar. La práctica de estar presente a lo que surge, sin rechazar nada sin aferrarse a nada tiende a despertarnos y energizarnos, aunque no de una manera ansiosa, sino relajada.  La meditación funciona de una manera muy sencilla, pero no es fácil.  Y las bases de la meditación son en gran parte contrarias al “sentido común” de nuestros hábitos. Por ejemplo: un cree que para deshacerse de una idea hay que reprimirla o rechazarla. Pero eso sólo la hace más fuerte, más resistente. Más somnolencia P. En la meditación me dio sueño y me estaba quedando dormido, … ¿qué puedo hacer al respecto para poder dominar mi somnolencia? R. Como lo cuentas, probablemente tienes ya el hábito de quedarte dormido en estado de vigilia.  No es nada raro entre los meditadores. Las causas pueden ser diversas, desde que en realidad no duermes bastante, o que duermes con mucho estrés acumulado y por lo tanto no hay suficiente sueño, hasta si desayunaste o no, y qué desayunaste, o la ausencia de estímulos intensos que te mantengan alerta, o incluso evasión. Sea como sea, la parte que puedes trabajar en la meditación sólo se relaciona con las últimas causas. SI realmente estás muy cansado y no has dormido bien, es difícil contrarrestar el sueño en la meditación y tal vez lo que necesitas es asegurarte de dormirte temprano y obtener suficiente descanso por la noche. O no tomar café por la tarde, si eres de las personas que eso les significa un sueño más superficial y menos reparador, o no poder conciliarlo. En las otras causas sí hay manera de trabajarlo en la meditación. Entre las causas previas, puede ser mucho mejor meditar con el estómago vacío o casi vacío. O sea sólo desayunar un cafecito o un jugo y ya. Y desayunar en forma después de la meditación.  Lo mismo se puede hacer en la sesión del domingo. En cuanto al estrés, la somnolencia por ausencia de estímulos intensos y la evasión, la meditación misma te puede ayudar. Veamos el trasfondo: Estrés. A veces cuando conocemos la meditación, tenemos tanto cansancio mental y emocional, y a veces físico, atrasado, que cuando podemos estar unos momentos en calma, sin nada específico -utilitario- que hacer, pronto el cuerpo y la mente quieren aprovechar la oportunidad para un descanso real, con menos tensión. La somnolencia por ausencia de estímulos intensos la abordé en la sesión del domingo. Básicamente se trata de que uno está acostumbrado a vivir la vida con un cierto nivel constante de intensidad en los estímulos. Entonces en la meditación, en ausencia de estímulos intensos o superficialmente atractivos, uno toca el punto de aburrimiento (que es resistencia (o rechazo) a estar sin entretenimiento cognitivo exterior). Y esto puede conducir rápidamente al sueño. La evasión. A veces cuando en la meditación logramos bajar bastante la guardia, o las barreras de la represión subconsciente, si hay algún contenido en la subconsciencia que es muy doloroso contactar, entonces, puesto que no estás alimentando la represión (al no rechazar y no alimentar lo que surge), el ego se defiende desconectando la conciencia y enviándote a la almohada. Es un no querer ver. Uno no necesariamente se da cuenta de cuál de estas causas o combinación de ellas está presente. Pero de cualquier manera, el trabajo en la meditación es igual: La somnolencia tiene que ver fundamentalmente con distanciarse de la experiencia sensorial del momento presente. Dejas de contactar conscientemente tu cuerpo y tus emociones, y se cierran un poco o mucho las puertas de los sentidos. Entonces los estímulos se vuelven lejanos, con lo cual disminuye aún más la intensidad que percibes. Tu percepción se reduce tanto en amplitud (o sea se cierra hasta cierto punto), como en nitidez, o sea todo se percibe distante y difuso. Al mismo tiempo hay una especie de atracción gravitatoria intensa hacia un “hoyo negro” de sueño que parece percibirse o cerca de la nuca, o en la frente o en el núcleo del cerebro. Como un irse irremediablemente a un punto de atracción hacia la desconexión. En la meditación esto se contrarresta naturalmente asegurándote que tu experiencia sensorial es, nítida, definida, sutil y luminosa. O sea que no es distante, borrosa ni difusa, y superficial sino claramente definida y presente. Estás en contacto íntimo con cada estímulo desde una mente abierta, distingues con claridad la multiplicidad de estímulos y apariencias que llegan a la percepción, y distingues y contactas sus sutilezas, su movimiento, su temperatura, su tensión, su ritmo, su velocidad, etc, sin necesidad de concentrarte en un estímulo a la vez. Es más bien que te abres a la dimensión sutil de la percepción. Quedarse dormido no te permite contactar aspectos sutiles y profundos de tu experiencia, o es incluso tal vez el hábito de no querer verlos, o temer verlos, o creer que no hay nada que ver ni percibir si no es intenso y altamente atractivo. La luminosidad se refiere a la luz interna de la conciencia. Notarás, o ya lo has notado, que la conciencia, la facultad de darse cuenta, tiene un cierto brillo en su presencia, una luminosidad abierta. Como una sutil luz interior que alumbra tu experiencia, por lo cual te das cuenta. Aquello de lo cual no te das cuenta no tiene el beneficio de la luz de la conciencia. De la misma manera que en un cuarto oscuro sólo ves lo que tiene una luz que lo destaque. La somnolencia también la reconoces por sus sensaciones en el cuerpo, la calidad energética-emocional presente tanto en tu cuerpo como en el estado mental mismo de la somnolencia, como en el tipo de pensamientos que surgen. La energía emocional de la somnolencia es lenta, aletargada y difusa. Como caminar en un pantano espeso que va deteniendo tus movimientos. El estado mental es de desconexión y oscuridad, el tipo de pensamientos es menos lógico, más onírico, aparentemente en secuencias incoherentes sin rumbo. Cuando surja somnolencia date cuenta de las sensaciones de la somnolencia, las sutilezas de esas sensaciones, siente cómo es la somnolencia en términos de temperatura, movimiento, y proceso de cambio en las sensaciones físicas en todo el cuerpo.  Contacta y siente tus piernas y su contacto con el suelo, contacta y siente tu base el punto en que estás aterrizado, en contacto con la tierra. Y al mismo tiempo contacta y siente la energía sutil de tu cuerpo, de tu piel, su electricidad. Y al mismo tiempo reconoce la luminosidad presente en tu conciencia. Si es necesario incluso medita mejor con ojos abiertos, con la mirada despierta pero relajada, abierta a la luz. No son muchas cosas que hacer, es realmente una sola experiencia abierta y múltiple que contiene estas dimensiones. Y lo único que “haces” es contactar y reconocer, contactar y reconocer. Contactar sensaciones, reconocer su dinámica de cambio, sus atributos transitorios, así como la luz que les alumbra, que es tu misma conciencia que se da cuenta. O en resumidas palabras: cuando te distancies de la experiencia y te acerques al hoyo negro de la somnolencia, recupera tu sentido de presencia despierta de tu experiencia, en detalle, y permite que la mente naturalmente recupere su brillo. Y date cuenta. El beneficio se hará notorio por sí mismo.

MAREO Y NAUSEAS

P. ¿Es normal marearse o sentir náuseas en la meditación?

R. En un inicio, hasta cierto punto, sí, pero no es lo más común. A menudo el mareo o las nauseas provienen de estar meditando con muy poco contacto con el cuerpo. Cuando meditas como dejándote ir hacia el hoyo negro de la inconsciencia puedes perder contacto con el cuerpo y sus sensaciones y fácilmente perder tu sentido de centro, tu equilibrio, etc., y tener experiencias de nauseas y mareo. Es muy imporante en la meditación no perder contacto con el cuerpo y sus sensaciones en ningún momento.  

LA ESPACIOSIDAD DE LA MENTE Y LOS PENSAMIENTOS QUE SURGEN Y SE DISUELVEN

P. Estuve tratando de concentrarme en la respiración, y me la pasé luchando contra los pensamientos, pero no los pude detener.  ¿Qué pasa?

R. Luchar contra los pensamientos, o tratar de que se detenga el diálogo o monólogo interno a través de tratar de sacarlo de la mente no es el camino. De hecho, es un error común de los meditadores: quieren forzosamente tener la mente en blanco a través de quitar de allí los pensamientos. La mente funciona de manera diferente a los espacios en el mundo físico. En el mundo físico, si tú no quieres algo en un lugar, simplemente lo sacas de allí, lo echas fuera, te deshaces de él.  En el espacio de la mente si tu tratas de eliminar un pensamiento lo estás alimentando. Es posible que consigas enviarlo al subconsciente, pero tarde o temprano irrumpirá nuevamente en la mente, en el cuerpo, o en una emoción.

El propósito de la meditación NO es deshacerse de los pensamientos, pues la actitud de rechazo hacia la mente (al igual que hacia el cuerpo o las emociones) sólo empeora las cosas. La actitud fundamental con la que abordamos todas las experiencias que contactamos en la meditaciónes : no rechazar, no alimentar, no distanciarse de la experiencia.  Otra manera de decirlo es: nos identificamos con la espaciosidad de la Mente y no con los objetos que flotan en el espacio de la mente. No te involucras con el contenido de los pensamientos, los ves simplemente como nubes que pasan y los “ves” disolverse en el espacio de la Mente.

En efecto, los pensamientos, al no recibir energía adicional de la que traen al surgir en la mente se disuelven naturalmente en el espacio de la mente. Y puesto que tenemos muchos patrones mentales muy arraigados, siempre surgirán pensamientos en la mente. A través de la meditación aprendes a no engancharte con ellos, a dejarlos salir y disolverse en el espacio de conciencia, en el espacio “que se da cuenta” de que surgieron.

P.  Me está costando trabajo lograr el silencio interno. Todo el tiempo me encuentro con un incesante parloteo interno y verbalizando toda la experiencia, he desarrollado muy fuertemente mi experiencia analítica y casi nada mi experiencia kinestésica.  Tienes alguna recomendación extra para ello? Aunque creo que todo será cuestión de practicar, practicar y practicar, me gustaría saber si hay algo que me ayude un poco a reducir ese constante diálogo interno.

R. El silencio interno, como le llamas, en primer lugar es relativo, y en segundo lugar no se llega a él a través de sacar de la movida al diálogo o parloteo interno, o verbalización constante de tu experiencia.
Lo que estás encontrando son hábitos muy profundos y arraigados, y eso está bien. Te estás dando cuenta. Estos hábitos irán perdiendo fuerza a medida que no luches contra ellos, sino que sientas su energía y su luminosidad en cuanto surjan en el espacio de la conciencia.

Si comienzas la práctica o introduces en la práctica el objetivo o meta de “lograr” silencio interno porque te molesta el incesante parloteo, te garantizo que no podrás detenerlo. Justo porque ese objetivo o meta y la actitud de aversión o rechazo -por sutil que sea- de ese parloteo, le da más cuerda al mismo.

El parloteo llegó allí a través de alimentar una cosa y rechazar otra. Entonces más de lo mismo no lo va a sacar, sino a engordar.

No te preocupes del silencio interno. Eso llega solo, no es algo que produces directamente a través de acciones, sino algo que surge naturalmente a través de no rechazar, no alimentar y no distanciarte de tu experiencia. Es decir, a través de contactar la claridad, apertura y sensibilidad de la conciencia. 

Es relativo, digo, porque la mente está hecha para que pasen pensamientos por ella como el oído está hecho para que pasen sonidos por él. No se trata de que dejen de suceder. De lo que se trata es de cambiar tu actitud y tu relación hacia los pensamientos (y hacia los sonidos) dejándolos ser, y dejándolos ir.
En el caso de los sonidos es más fácil. En el caso de la mente esto quiere decir que en efecto los pensamientos surgen, pero en algún momento notarás el instante en que, al surgir un pensamiento, comienzas a alimentarlo, a darle más cuerda. Y entonces desde allí sueltas. Sueltas la cuerda, sueltas el alimento que le estás dando, y permites que se extinga ante tu presencia conciente.  Y eso trae silencio interno, cuando menos por momentos, y cada vez más frecuentemente.

El verdadero silencio interno no es uno de ausencia de pensamientos, sino de ausencia de apego a los pensamientos, con lo cual éstos cesan en cuanto surgen, o poco después. Lo mismo pasa con estímulos y emociones. La ausencia de apego se experimenta como un contacto con la espaciosidad presente en todo momento. Te identificas con esa espaciosidad y no con el parloteo o con las sensaciones o emociones. Es es el verdadero silencio interno, un espacio abierto y sensible que no se perturba con nada, aunque todo lo presencia.

Todo esto se va dando en la medida que moras, vives, en el momento presente, identificándote con la claridad, la apertura y la sensibilidad intrínsecas de la conciencia.  No hay ningún pensamiento, emoción o estímulo que persista si estás en el momento presente.  Uno mismo los extiende, los alimenta, les da peso y significado al aprehenderlos y ya sea tratar de sacarlos de la mente, o tratar de que no se vayan de la mente. (Aversión y avidez).

No tengas prisa por “lograr” silencio interno. Comienza con amabilidad y paciencia hacia ti misma, relajando el cerebro y el cuerpo, tomando profunda conciencia de las sensaciones físicas, y de la energía emocional. Aprendiendo a ver cómo en el plano físico surge y cesa una sensación, y tiene una vida ambigua, compleja, transitoria, inestable.  Y luego lo mismo con una emoción: surge, hace su show y pasa. Y si no te aferras a ellas no dejan huella. Y al no dejar huella, la mente está tranquila, en paz.
Cuando descubras esto, que puede pasar en cualquier momento en tu meditación estos días, pronto notarás que los pensamientos funcionan igual, y entonces tendrás ya la experiencia y la confianza de soltar un pensamiento al momento de surgir. De reconocer el silencio detrás de los sonidos, y el espacio abierto ilimitado detrás de los pensamientos.
Entonces sabrás que tener pensamientos no es malo, es natural. Pero una actitud de no apego hacia ellos te da toda la libertad del mundo de crear y reinventarte a cada instante. Entonces notarás que el silencio siempre estuvo allí, nunca nace ni aumenta ni disminuye, siempre está presente. Es justo el espacio silencioso de la mente lo que te permite escuchar los pensamientos que pasan por ella. De la misma manera que sin silencio en el espacio físico te permite escuchar los sonidos de un pájaro, el viento, o un claxon. Sonidos y silencio vienen juntos. Silencio interno y pensamientos que surgen y pasan vienen juntos. El verdadero silencio es la espaciosidad de la conciencia y esa no cambia ni desaparece si algo pasa por ella. 

CONTACTAR COSAS QUE NO ESTOY PREPARADO PARA HACER CONSCIENTES

P. ¿Puede suceder que en la meditación uno contacte cosas del subconsciente que no está preparado para contactar o experimentar?

R. Usualmente no. La meditación trabaja en el plano en el que te encuentras. Uno va soltando y abriéndose a lo que encuentra en la conciencia, que en un inicio es superficial y reciente.  La meditación implica bajar la guardia o defensas del ego, con lo cual, en efecto dejas entrar a la conciencia “contenidos” experienciales ocultos a la conciencia (subconscientes), y comienzas a darte cuenta de ellos. Si los continúas tratando igual: no rechazar, no alimentar, no distanciarse, todos ellos se disuelven naturalmente en la conciencia, y su energía habitual va perdiendo fuerza.
Ocasionalmente aparecen contenidos más impactantes que nos sacuden con un mayor impacto emocional. Usualmente son muy liberadores, aunque no necesariamente placenteros de experimentar. Son como una muerte y un nacimiento simultáneos: al morir el apego a ellos nace una libertad desconocida: Soltar implica dejar ir, dejar ir implica dejar morir. Soltar te permite abrirte, abrirte te permite crear y crearte, crear y crearte es nacer.

PENSAMIENTOS IMPORTANTES

P. ¿Si en la meditación sueltas un pensamiento que parece importante o significativo, es bueno después de la meditación analizarlo?

R. Depende. La meditación no funciona igual que muchos tipos psicoterapia. Una vez que sueltas un pensamiento y se libera la emoción repetitiva que la impulsa, estás propiciando el desmantelamiento de un patrón mental al no darle energía a ese hábito de respuesta, reflejado en ese pensamiento. En la meditación así sucede el trabajo con el aspecto psicológico de la mente. En algunos tipos de terapia el paciente le da más peso a los pensamientos de lo que tenían, dándoles un sentido de realidad y fijeza más intensas, lo cual es contraproducente. 

No obstante, a veces uno en efecto se da cuenta, en la meditación o fuera de ella, que un pensamiento es parte de un patrón, y que ese pensamiento da lugar a cierto tipo de acción o tiene ciertas consecuencias. Entonces tienes el poder de cambiar. No hace falta hacer un gran análisis para darse cuenta.
Otras veces se te hace bastante evidente que un patrón de pensamiento que soltaste en la meditación o en la vida cotidiana ha estado allí desde la infancia, y de hecho puedes casi detectar y contactar el momento de tu infancia o adolescencia en que se echó a andar ese hábito mental específico.

La reflexión es útil cuando es informada por la misma base de claridad y apertura y sensibilidad, por la comprensión de la realidad tal como es: cambiante, dinámica, interconectada.

Pero si la base de comprensión es contraria, es decir tendiente a verte como algo fijo, permanente, aislado, la reflexión es contraproducente. 

O dicho de otra manera: si la reflexión te lleva a apegarte más a una idea fija que tienes de ti mismo y de otras personas, es contraria a lo que la meditación te quiere llevar. 
El propósito de la meditación, en última instancia, es darte cuenta de que ni tú ni nadie es fijo, ni está aislado. No somos etiquetas ni ideas fijas.  

El pensamiento analítico

P. El pensamiento analítico es muy útil para analizar cosas y entenderlas. Pero tú nos dices que hay que soltar todo, incluso los pensamientos, en la meditación. ¿Qué no nos serviría utilizar el pensamiento analítico justo para comprender lo que sucede en la meditación?

Contactar la naturaleza de la Mente

En la meditación que hacemos estamos contactando y reconociendo un aspecto de la conciencia diferente a la capacidad de pensamiento analítico. Un aspecto poco conocido y rara vez reconocido.  Este aspecto es el “darse” cuenta espontáneo, natural e inmediato de la claridad de la conciencia, y que no requiere mediación alguna de un concepto. Todo aquello de lo que tomas conciencia aparece con claridad ante tu conciencia gracias a esta facultad. Y no tienes que hacer nada para que suceda, sólo no estorbarle y reconocerla.

Descubrir la actitud hacia la vida

Lo que la meditación revela, en parte, es la actitud que tenemos hacia los estímulos que aparecen en los sentidos, incluyendo el sentido de la mente. Frecuentemente esa actitud es de aversión y/o avidez hacia lo que contactamos (rechazar, apegarse). Y esa aversión o avidez puede aplicarse -como de hecho lo hacemos casi todo el tiempo- a ideas y conceptos, al igual que a situaciones o personas.

El pensamiento analítico, la mente racional, es maravillosa y tremendamente útil para muchas cosas en el mundo. Pero su funcionamiento tiene otras bases. Se basa en el lenguaje representacional: es decir palabras que representan un objeto, una experiencia, una persona, etc., pero que no son ese objeto, esa experiencia y esa persona. Son representantes de ellos. El lenguaje representacional te permite crear modelos y relaciones dentro de esos modelos, y esos modelos te permiten crear por igual cosas maravillosas o cosas terribles en el mundo en diferentes disciplinas o áreas de la vida.

Para existir, las palabras que representan objetos, cosas, situaciones o personas, (el lenguaje representacional) por definición reduce, filtra y aisla para poder llegar a algo cerrado, finito, limitado, definible. (Con lo cual se pueda identificar).

Pero la conciencia desnuda en contacto directo con la experiencia no filtra, ni aisla ni intenta cerrar o definir nada, te lleva a identificarte con lo abierto, lo claro, lo ilimitado, lo infinito, y las acciones que surgen de este contacto son emanaciones compasivas.

La mente creativa

Por otro lado, reconocer la naturaleza clara, abierta y sensible de la conciencia, y aprender a identificarse con ella (que es el resultado de la práctica cuando se adopta de manera comprometida) te permite crear nuevas ideas, descubrir nuevas relaciones, aún dentro del mundo del lenguaje representacional (conceptos, modelos), pues te abre la mente de manera que tienes una mejor y mayor visión de la infinita red de condiciones que convergen en una situación en un momento dado. Lo cual te lleva a funcionar con y desde una mente creativa (abierto al infinito potencial de posibilidades), y dejar de funcionar reactivamente (limitado a lo conocido).

Durante la meditación es mejor cultivar el contacto y reconocimiento de la naturaleza clara, abierta y sensible de la conciencia que ponerse a analizar cosas que uno contacta.

Después de la meditación puedes, si deseas, reflexionar sobre las implicaciones que tiene en tu vida, en el mundo, en tu trabajo, con las personas de tu vida, etc., lo que has descubierto con tu experiencia directa. Y reflexionar sobre tu existencia requiere tus poderes analíticos, racionales más claros y refinados.

SOBRESALTARSE CON LOS RUIDOS

P. ¿Es normal que cuando escucho un ruido cerca de mi, ya sea estrepitoso o apenas 
audible sienta un estremecimiento, y esto hace que me desconcentre y ponga demasiada atención a lo que sentí y al ruido?

Es normal. Eso cambiará… También es transitorio y cambiante. A medida que descubras el estado de conciencia abierto y lúcido que siempre esta a la mano como apertura, claridad y sensibilidad descubrirás que nada te agarra desprevenido, porque estás abierta y sensible justamente. 
Al inicio en efecto los estímulos más intensos parecen capturar tu atención. No hay problema, te das cuenta de ello, los dejas ir suavemente, que se disuelvan en tu conciencia. Eso es la meditación.

SOBRESALTARSE CON LOS RUIDOS

P. ¿Es normal que cuando escucho un ruido cerca de mi, ya sea estrepitoso o apenas 
audible sienta un estremecimiento, y esto hace que me desconcentre y ponga demasiada atención a lo que sentí y al ruido?

Es normal. Eso cambiará… También es transitorio y cambiante. A medida que descubras el estado de conciencia abierto y lúcido que siempre esta a la mano como apertura, claridad y sensibilidad descubrirás que nada te agarra desprevenido, porque estás abierta y sensible justamente. 
Al inicio en efecto los estímulos más intensos parecen capturar tu atención. No hay problema, te das cuenta de ello, los dejas ir suavemente, que se disuelvan en tu conciencia. Eso es la meditación.
  

VER IMAGENES O COLORES

P. ¿Qué pasa –o qué significa- si “veo” o “siento que algo se mueve?
¿Qué pasa –o qué significa- si “veo” colores?

R. En la meditación tratas todo por igual: no lo rechazas, no lo alimentas. Cualquier experiencia que tengas la estás creando tú. Es parte de tu conciencia, no te apegas a ella, no te dejas llevar ni seducir por ella, no la rechazas. Cualquier significado que le des a una experiencia se lo estás dando tú, no es inherente a la experiencia en sí.

Si empiezas a ver colores o imágenes, ve si puedes contactar la espaciosidad de la mente “dentro” de la cual están sucediendo esos colores o imágenes. Y desde esa espaciosidad permite que se disuelvan por sí solas las imágenes o colores. 

Si parecen dominarte, ve si puedes ver el instante en que estás en efecto dándole energía a las visiones, y ve si puedes dejar de alimentarlas, sin rechazarlas y ser testigo de su disolución natural en el espacio claro y sensible de la conciencia.